En el ámbito de la tecnología de las mediciones, la calibración es la comparación documentada entre un dispositivo de medición que se va a calibrar, y un dispositivo de referencia trazable (Bureau International des Poids et Mesures, 2008). De acuerdo a esta definición, para calibrar un instrumento determinado se debe disponer de uno de mayor precisión, usualmente denominado patrón de calibración, el cual proporciona un valor verificable para cierta medida, que se utilizará para compararlo con la indicación del instrumento que está siendo sometido a la calibración.
Así, durante el proceso de calibración se contrasta el valor de salida generado por el instrumento a ser calibrado, frente al patrón de calibración en diferentes puntos del rango de calibración. Si el error de calibración — es decir, el error que se genera durante la calibración— es inferior al límite de aceptación determinado, la calibración será aceptada. Caso contrario, se requiere un ajuste del instrumento con un posterior contraste. Este proceso se repite tantas veces como sea necesario, hasta que el error obtenido resulta inferior al límite establecido.
De acuerdo a esto, el proceso de calibración gira alrededor de dos elementos:
- El error de calibración.
- La trazabilidad del patrón de calibración.
La Figura 1 muestra esquemáticamente la relación entre el proceso de calibración y el error de calibración. Básicamente, se busca que el error llegue a ser inferior a cierto valor aceptado, mediante el ajuste del equipo si es necesario.