Por otro lado, en caso de que el sitio de interés se encuentre en una zona rocosa, debe prestarse especial atención a las formaciones que afloran en el área: si se detecta la presencia de arenisca, caliza o granito, que son rocas porosas por las que el agua puede circular, existe mayor probabilidad de presencia de aguas subterráneas.
Si, por el contrario, el área de interés se encuentra en un valle, donde predominan sedimentos no consolidados, existirá mayor probabilidad de detectar un acuífero explotable en estratos de arenas y gravas, que permiten el flujo de agua a través del terreno.
De acuerdo a lo anterior, es evidente que el análisis del paisaje y de las características climáticas del área de estudio, resultan de mucha utilidad para desarrollar una evaluación hidrogeológica preliminar.