Tal como señala Atkinson (2007), una manera simple de comprender qué es un pilote es pensar en que los mismos son columnas delgadas instaladas dentro del terreno, frecuentemente en grupos. El principal propósito de estos elementos, es transferir las cargas desde la estructura hacia un estrato de mayor resistencia y rigidez ubicado a cierta profundidad por debajo de la superficie del terreno.
Los pilotes son típicamente construidos en acero o en concreto armado, y pueden ser hincados en el terreno (como es el caso usual de los pilotes de acero), o pueden ser excavados y vaciados en sitio (como normalmente ocurre con los de concreto armado).
La Figura 1, tomada de Atkinson (2007), ilustra algunas configuraciones típicas de pilotes. La parte a) muestra un pilote apoyado en un estrato de elevada rigidez, por lo que la mayor parte de su resistencia viene aportada por su punta; la parte b) corresponde a un pilote que resiste la carga predominantemente por la fricción entre el suelo circundante y su fuste, como muchas veces ocurre en terrenos que presentan espesores considerables de suelos compresibles y un estrato rígido muy profundo; la parte c) representa pilotes inclinados, instalados así para resistir cargas laterales importantes; y la parte d) muestra un grupo de pilotes, configuración que se emplea cuando las cargas transmitidas por la superestructura son muy elevadas para ser adsorbidas por un único elemento.
En la mayoría de los proyectos, las fundaciones profundas constituyen una solución que se aplica luego de analizar todas las alternativas posibles asociadas a cimentaciones superficiales, debido a que son más sencillas de construir y más económicas en la mayoría de los casos.